Una amiga llama a otra y le comenta que se acaba de comprar unas botas chulísimas. Dice que son tan buenas que son capaces de cargarse un coche. La otra suelta una sonora carcajada por el móvil. Le advierte que su pie puede quedar malherido solo dándole una patada a la rueda. Después de un “ya verás”, la chica cogió una cámara y se fue a una tienda de juguetes a comprar una maqueta de Audi. Cuando la otra amiga vio el vídeo no pudo para de reírse. Fue realmente divertido. Después de aquello, la otra amiga se compró el mismo modelo de botas. Aquí empezó una pasión por el Crush (romper objetos).